- Indomables: Una historia de Mujeres Libres. Jueves 8 de noviembre. 19:30h
Un documental que narra la breve historia de la organización Mujeres Libres que se desarrolló en España entre 1936 y 1939.
- Sueños Colectivos. Viernes 9 de Noviembre. 20h
Un documental sobre las colectividades anarquistas en Aragón.
Ciclo de Cine enmarcado dentro de las actividades de la semana preparatoria de la Huelga General.
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Información Complementaria:
Entrevista: “Mujeres Libres”, 75 años después
Entrevista a Josefina Juste y Emilia Moreno, dos de las organizadoras
de las Jornadas de Homenaje a esta organización libertaria.
Entre 1936 y 1939, coincidiendo con la contienda bélica española,
desplegaron una fecunda actividad las “Mujeres Libres”. Esta
organización libertaria –que actuaba en paralelo a la CNT, la FAI y las
Juventudes Libertarias- celebró en Valencia (1937) su primer congreso.
75 años después, para conmemorar el aniversario de este evento, la CGT
ha organizado unas jornadas en la Universitat de València, que pretenden
recuperar la memoria histórica de este colectivo de mujeres.
Josefina Juste, historiadora de la Universidad Madres Plaza de Mayo, y
Emilia Moreno, delegada del grupo de Mujeres de CGT, han participado
señaladamente en las jornadas. Además, las dos presentan desde marzo de
2002 el programa “Mujeres Libres”, que se emite en Radio Klara (emisora
comunitaria de la ciudad de Valencia). “No se trata de hacer
arqueología, sino de recuperar para el presente la memoria de unas
mujeres, ejemplo de compromiso político y ético consigo mismas y con el
conjunto de la sociedad”, afirman.
¿Cómo definiríais, a grandes rasgos, a la organización “mujeres libres” y en qué contexto surgen?
En síntesis, fueron un grupo de mujeres muy comprometidas, tanto
políticamente, como con su condición y vida de mujeres. Se constituyeron
en 1936 y actuaron hasta 1939. Hasta 20.000 personas llegaron a formar
parte de la organización. Todas estas mujeres, capaces de
autoorganizarse, se adscribían al movimiento libertario; de hecho,
muchas de ellas también militaban asimismo en la CNT, las Juventudes
Libertarias y la FAI. Ahora bien, dado que no se les permitió integrarse
como grupo de mujeres en estas estructuras organizativas, se tuvieron
que constituir como un grupo específico. El de la época, además, es un
contexto revolucionario, marcado por las consecuencias del golpe de
estado franquista y las colectivizaciones anarquistas. Es precisamente
donde más fuerza tiene el anarquismo, donde estas mujeres tienen más
posibilidades de actuación.
¿Qué corrientes de pensamiento inspiran a las “Mujeres Libres”?
Sobre todo, el anarquismo, y singularmente la igualdad de derechos para
todos y todas. Como militantes anarcosindicalistas, pensaban que para
hacer efectiva la revolución, era imprescindible la participación de
mujeres y hombres en igualdad de condiciones, con los mismos derechos.
Dos íntimas amigas, Teresa Mañé –maestra, madre de Federica Montseny e
impulsora de la “Revista Blanca”- y Teresa Claramunt, obrera del textil,
fueron dos de las grandes mentoras de la organización. Pero hay un
punto central en esta cuestión. Las “Mujeres Libres” no participaban del
feminismo con mayor predicamento en la época –el de raíz sufragista,
sobre todo inglés y norteamericano- pues lo consideraban esencialmente
burgués.
¿Consideráis vigentes hoy los objetivos de esta organización de mujeres?
Por supuesto. Porque defendían el compromiso político, social y ético
de la mujer consigo misma y con el conjunto de la sociedad. Defendían
asimismo los derechos específicos de ellas. Trabajaron, de manera
fundamental, en la necesidad de que las mujeres se formaran y
capacitaran; reivindicaron el derecho al aborto, al divorcio, al amor
libre, el control de la natalidad y el respeto por el propio cuerpo. Un
ejemplo. Amparo Poch, médico y una de las fundadoras de Mujeres Libres,
fue asesora (en numerosas materias, como sanidad sexual o
anticoncepción) de Federica Montseny, cuando ésta dirigió el Ministerio
de Sanidad en tiempos de la II República.
¿Cómo resumiríais su actividad y sus principales logros?
Obtuvieron enormes logros, atendiendo a la escala en la que actuaron,
en muy poco tiempo (tres años). Defendían la autoorganización.
Desarrollaban su actividad, de manera prioritaria, en los ateneos
libertarios de mujeres (con tres grandes focos: Madrid, Barcelona y
Valencia), donde hacían particular hincapié en la alfabetización. Se
trataba así de paliar una de las lacras de la época. Se ocupaban también
de otras muchas cuestiones, como el parto o la menstruación, sobre las
que había gran desconocimiento. Así las cosas, sus aportaciones fueron
decisivas cuando la CNT llegó al Ministerio de Sanidad. Otro frente en
el que trabajaron fue el cultural. La revista “Mujeres Libres” tuvo en
este sentido una notable difusión.
¿Pensáis que la historiografía ha tratado con justicia a la organización “Mujeres Libres”?
En absoluto. Primero, porque en el campo de la Historia Universal las
mujeres continúan igual de postergadas que siempre. Poco ayuda, además,
que todo lo que tenga que ver con la revolución anarquista durante la
guerra civil esté académicamente muy poco reconocido. En el caso
concreto de “Mujeres Libres”, hay algo importante. Muchas de las
aspiraciones, como el aborto o el amor libre, no se encuentran hoy
consolidadas; y esto hace más difícil recuperar su legado. Por lo demás,
piensa que hasta avanzados los años 80 del siglo XX no existía tampoco
“Mujeres Libres” en la historiografía libertaria; esto cambió gracias a
los trabajos de una militante, Pilar Molina. Hoy, incluso gran parte de
la militancia de CGT y CNT a duras penas conocen quiénes fueron este
grupo de mujeres.
¿Cómo fue la relación entre “Mujeres Libres” y otras organizaciones políticas femeninas que actuaron en la época?
Relaciones conflictivas. “Mujeres Libres” no entró en la Agrupación de
Mujeres Antifascistas, de la que formaban parte mujeres comunistas,
republicanas o del POUM. Defendían idearios y filosofías diferentes. Las
mujeres libertarias no creían que un genérico “antifascismo” permitiera
llevar sus ideas hasta el final; también insistían en la importancia de
la autonomía de la mujer, por ejemplo, a la hora de enseñarla a
combatir. Por el contrario, la Asamblea de Mujeres Antifascista no
trabajaba en una línea feminista, aunque pensamos que asimismo tenían
cosas muy positivas. Capacitaban a las mujeres para que satisficieran
las necesidades de la guerra –por ejemplo, en la organización de la
retaguardia-, pero no tanto en fomentar su autonomía, como sí hacían las
libertarias.
¿Y en cuanto a la relación de “Mujeres Libres” con los hombres de las organizaciones anarquistas?
Muchas veces las trataban de modo paternalista. Ellas abogaban por el
amor libre y esto les traía problemas. A las mujeres que defendían la
promiscuidad, los compañeros las consideraban en muchos casos unas putas
. Cuando hablamos de paternalismo, nos referimos a que durante la
guerra se las constreñía a la retaguardia, a la organización de
servicios o a reemplazar la mano de obra masculina que iba al frente. No
a combatir. Por lo demás, en las asambleas anarquistas se les dejaba
participar muy poco. No pudieron, siquiera, integrarse como colectivo de
mujeres dentro de organizaciones anarquistas, ya que estaba permitida
la división por oficios o ramos pero no por género. Las militantes de
“Mujeres Libres” denunciaron asimismo que los hombres anarquistas
exhibían una doble moral. Estos pronunciaban grandilocuentes discursos
sobre la igualdad, que no aplicaban luego en el hogar familiar. Les
desagradaba esta incoherencia.
Por último, hubo intentos durante el franquismo de reconstruir la organización. ¿Con qué resultado y hasta cuándo?
En la época del exilio se forman en la década de los 50 grupos de
“Mujeres Libres” en Francia e Inglaterra, que se prolongaron hasta 1976.
Fundamentalmente destaca el grupo de Toulouse, con la presencia de Sara
Berenguer. Durante ese periodo, por ejemplo, continuó publicándose la
revista del grupo. Además, en la clandestinidad interior hubo un trabajo
significativo de mujeres como Lucía Sánchez Saornil. Y eso que eran
tiempos muy difíciles: el franquismo planteaba que la mujer tenía que
vivir en función del hombre, ser como su apéndice. Los postulados de
Pilar Primo de Rivera relegaban a las mujeres o la crianza de los hijos o
a coser. ¿Cómo podía el franquismo reconocer el papel de unas mujeres
que, además de libertarias, planteaban vivir en función de sí mismas? Ya
en la transición, las mujeres libertarias que se aproximaron a fuentes
feministas lo tuvieron muy difícil, pues la historia de “Mujeres Libres”
se hallaba muy oculta.
Enric Llopis
Rebelión
2. Sueños Colectivos:
Sinopsis:
“Desde el mismo comienzo de la guerra civil, en Julio de 1936, en
muchos pueblos de la España republicana y en la gran mayoría del Alto
Aragón, mujeres y hombres del campo colectivizaron la tierra y pusieron
fin a la explotación del hombre por el hombre. Abolieron el dinero,
implantando el intercambio de productos, articularon un reparto
igualitario según las necesidades de cada uno, atendieron cuestiones
sociales que hasta entonces habían sido olvidadas durante siglos …”
Sueños colectivos es un documental que pretende reflejar las ansias de
libertad y una forma de concebir el mundo basada en la primacía de lo
colectivo frente al individualismo. Entre otras, las tierras
altoaragonesas fueron testigos de una experiencia referente en la
historia de la humanidad, en la que las personas se hicieron dueñas de
su destino, la Revolución social. La sinrazón del fascismo se encargó de
aniquilarla, y los libros de Historia de maquillarla, cuando no de
obviarla.